Para hacer frente a la pérdida de autonomía de una persona, ya sea por edad, enfermedad o accidente, es importante repensar primero el baño y el aseo. La persona con discapacidad podrá así volver a valerse por sí misma y por lo tanto mantener su privacidad, su higiene, en definitiva su dignidad. Esto también permitirá poder mantenerla en casa, lo cual es un verdadero problema público. Dado que la persona con pérdida de autonomía ya no puede adaptarse al equipamiento presente, corresponde al baño adaptarse a la discapacidad: estamos hablando de baños que favorecen la accesibilidad. Entonces, ¿cuáles son las reglas de accesibilidad en estos cuerpos de agua? ¿Qué equipamiento se debe implantar para paliar la minusvalía? ¿De qué ayuda pueden beneficiarse las familias para realizar este trabajo?
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Puerta y acceso
Para puertas interiores se recomienda un ancho mínimo de 0,80 m. El ancho mínimo de paso cuando la hoja está abierta a 90° debe ser de 0,77 m. El umbral no debe exceder los 2 cm de altura si no se puede evitar. Tendrá un borde redondeado o biselado.
Las manijas de las puertas deben ser fáciles de agarrar y manipular al estar de pie o sentado. Por eso es mejor evitar las manijas tipo pomo. El asa debe estar situada a más de 40 cm de una esquina o de una pared, para evitar que se atasque una silla.
El espacio del baño
Nivele todo el espacio y tenga un piso antideslizante. Disponga en el centro del baño un espacio de maniobra de al menos 1,50 m de diámetro para que una silla de ruedas pueda girar (el tamaño de una silla de ruedas es de 125 x 75 cm). Este espacio debe estar completamente libre de cualquier equipo fijo. Equipa las paredes con asideros para que las personas con movilidad reducida puedan moverse con mayor facilidad y seguridad. Si el baño existente es demasiado estrecho y no se puede adaptar fácilmente, puede ser interesante hacer una ampliación para crear uno que cumpla con los estándares.
Opta por una ducha
La bañera es un equipamiento problemático para una persona con movilidad reducida, incluso sin silla de ruedas. La pérdida de flexibilidad asociada a la edad afecta a todo el mundo y una bañera puede convertirse en fuente de caídas. Sustituir la bañera por una ducha de obra sin saliente en su umbral y con acceso libre de al menos 80 cm (pared de obra, sin puerta que cerrar). Equipe la ducha con asideros y un asiento de ducha.
Bañera especial
Si la persona con movilidad reducida requiere cuidados de hidroterapia, puede ser importante tener una bañera, en particular equipada con un sistema de balneoterapia. Las bañeras especiales, con puertas, tienen un acceso más seguro. Un asiento está integrado en las paredes de la bañera para evitar tumbarse y resbalar. Para las personas que necesitan estar totalmente extendidas, existen sistemas con elevación asistida.
Un lavabo ergonómico
El lavabo debe permitir el acceso de una persona en silla de ruedas y para ello debe instalarse a 67 cm del suelo. Prefiera lavabos suspendidos para que la columna no obstruya el acceso e idealmente proporcione manijas de agarre en cada lado. En este caso, son las puertas del tocador las que permiten ponerse de pie a la persona en silla de ruedas. Algunos lavabos tienen altura regulable gracias a un mando eléctrico.
Aseos adaptados
para minusválidos, cuando no estén en el baño, deberán ofrecer un espacio libre de al menos 0,80 x 1,30 m en el lateral de los aseos para permitir la maniobra de una silla de ruedas. Algunos inodoros permiten a una persona con movilidad reducida sentarse y levantarse más fácilmente gracias a un mando a distancia que activa la altura de la taza e incluso la descarga.
Interruptores y enchufes
Los interruptores que controlan la iluminación deben colocarse en la entrada de la habitación a una altura de entre 0,90 y 1,30 m. Deben ser visibles día y noche. Los tomacorrientes deben estar al lado del interruptor de la luz en la entrada del baño y no al ras del zócalo.